domingo, 14 de agosto de 2016

Con la solapa arriba

(No.
El silencio muerde la piedra y no hay excusa,
las excusas están en las señales de la piel.)


Cuando llegue la tarde
y culmine el transito de la copa en este brindis,
no volverán a encontrarme,
ni para encontrarme.
Pues ni yo,
que no me reconozco ante mi traje
me recordaré.

A la cabecera de la mesa, sobre un piso endeble,
alguien posará un florero vacío.
El banquete cumplirá su calendario.
Una muchacha se arreglara las uñas.

Vuestro compromiso no sucumbirá
y les queda una ciudad allí afuera.

Un automóvil a la puerta de casa.
Una pantalla de televisión lcd.

Aun en los bolsillos de la viña hay
artículos más preciados, que una tarde
donde sopla fuerte el viento.


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