Ese viejo viaje que reclama el tiempo
como un sobretodo bajo la lluvia
ahuyenta
el miedo,
pero los leones no tienen guarida y lo sabes
pues la sabana entera les pertenece.
Aún con ello la intemperie de agosto
con el ritmo que mueve a los meses más fríos
en su retorno,
te etiqueta como a un niño de oficina
cuando
el equipaje y los tranvías se aferran
a la tierra que los deja hacer.
Entonces ¿Quién?
¿Desde dónde y cuando,
extenderá su porción de anemia
por el atlas ?
Mientras los elefantes mueren
en la vereda.
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