sábado, 13 de agosto de 2016

Matilde

Volveremos a vernos
pronto,
cuando nos informen
que dejamos el siglo XX en su caja
para siempre,
y nosotros estemos dentro de otra caja
veinte pies abajo,

y ya no importe
ni la lluvia
que vuelve imposible la calle a casa,
ni las protestas
que nos demoran en la avenida y
cierran los puestos de comercio.





Autorretrato (Anemia)
Pinhole Digital
2012

Cuando estas disponible

Antonella, 2013.
Pinhole, caja de zapatos talle 41.




Esas maniobras pasajeras
-A falta de cigarrillos.
A falta de afectos-
En el vaivén de la plaza.

Los domingos.

En el horario fechado por tus preguntas
de criatura que se arropa
antes de misa
o frente a la puerta del mercado central.

Me pareces una bruja perseguida
o una postal
a esas horas.

Los domingos.

Mientras la niebla ya no confunde a nadie
y se llena la bolsa con mariscos
y cachivaches de feria de cuneta.

En un acto reflejo de intimidad
de amigos
o de amantes buscando su asiento en la tribuna.

Los domingos.

El único día que tenemos para compartir el pan.






miércoles, 10 de agosto de 2016

12:57 sin pensarlo.

Finalmente las mañanas, una tras otra, parecen mediodías
asfixiándose en la habitación,
sin aves ni sol y una taza de café posada en el velador enfriándose.

Un encierro en una ciudad ajena
y el controlador de la tv olvidado para no molestar la idea esquiva
que ha cruzado el umbral, para no volver.

Son las semillas dejadas a los pies del mes
como los dígitos del r.u.t en algún mesón de pueblo
o simplemente la huida de un hombre que se anestesiaba en las escuelas.

Precipicios.
Lamentaciones.
Arrastrence lejos de mi.

Mientras María José alimenta a los perros,
fumo.

El reloj marca la hora más tardía.

viernes, 5 de agosto de 2016

Pawn Sacrifice

Pasaje Herodoto #111
Valparaíso. 2013.
Llegar a casa antes que el sol
a la manera de una hoja,
a la edad del otoño.

Nadie a la puerta,
nadie tras ella; y
por el hall desplomarse
a la antigua manera:

Vuelto un pañuelo,
asomado como adorno 
en el bolsillo del traje.
Una solapa raída y un crucigrama 
incompleto en la mesa de centro.

Esos adelantos obsoletos
que en todos los hogares del mundo
fueron una complicación.

Pero hoy en las calles aun no amanece...


Boleto de las 17:27





Ese viejo viaje que reclama el tiempo
como un sobretodo bajo la lluvia
ahuyenta
el miedo,
pero los leones no tienen guarida y lo sabes
pues la sabana entera les pertenece.

Aún con ello la intemperie de agosto
con el ritmo que mueve a los meses más fríos
en su retorno,
te etiqueta como a un niño de oficina
cuando
el equipaje y los tranvías se aferran
a la tierra que los deja hacer.

Entonces ¿Quién?
¿Desde dónde y cuando,
extenderá su porción de anemia
por el atlas ?

Mientras los elefantes mueren
en la vereda.




sábado, 30 de julio de 2016

11:44

Fuiste la ruina y mis soledades.
La anestesia de todas mis rutas.
El campo aciago cuando pensaba
que alguien venia por mi.
Fuiste la primera palabra tanto o mas que la ultima.
La interrogación frente a todas las puertas.
El estrépito.
La arrogancia y la audacia.
Fuiste la malsana inclemencia que me llevo al arrebato.

Ahora como una hiena ciega que da pasos a tientas en la noche
puedo dejar algo para vos:

                                          La blusa.

martes, 26 de julio de 2016

548

Mientras la luna cae como la locura en un paño rojo,
mientras el lecho se amolda como un mueble vacío
y la túnica en la tierra queda (...)
                                                     Mientras la luna, la locura, cae,
como en un paño rojo (...)
                                          Mientras la locura como la luna en rojo,
un paño cae.


En tanto tu nombre de turca se evapora del cuarto y el reloj marca las seis.


domingo, 17 de julio de 2016

Página a las 06:45 am - Julio




Buenos Aires.
(Detalle)
Julio, 2016







Despertar
para evitar
ver gente muerta
o como muere esa gente
por vos, gracias a vos,
después de una hora o dos
de famélico sueño
y, con ello, notar
que se termina el tabaco
al enrollar el ultimo papelillo
y que se termina el gas
en la cocina, que miras
muerto de frío, dentro de cinco minutos
mientras intenta hervir el agua y,
en tanto, la noche aún allí afuera, aún no huye
cuando no llegan a ser las siete de la mañana.

El invierno de Buenos Aires te congela los dedos.
Oyes los bondis pasar y la gotera del lavaplatos.
Y por temor a ponerte de piedra
no miras
ni te acercas
a la ventana.

No importa a donde vayas.
Ni despierto ni durmiendo
te abandona el deja vú.

(¿No era acaso lo que siempre buscaste, hombre?)


sábado, 9 de julio de 2016

Poema Mediocre

Autorretrato




He aquí que mi canto es el desencanto de un hombre.

Nací como todos de la greda y la duda.
Crecí con los arboles hincados al viento
y subiéndome a sus jorobas
aprendí de sus jorobas a doblarme con piedad.
No pude dormir en mis primeros días
y mirando a la noche esta dio
forma a las cosas.
Fuí testigo de lo obscuro y entendí
la soledad de esos parajes demasiado pronto.

El baladro de los peces que quisieron volar estuvo presente.

Mi madre, la mujer del mundo, me desprendió
de su seno a la edad de la biblia.
Dijo que su racimo venia cansado 
posandome bajo la Cruz del Sur, y
mi padre atrajo nebulosas
para que yo pudiera leer
de esos cristales.

He aquí entonces que mi canto sea el desencanto de un hombre.

Lo quedo de un hombre.
El fraude y un poema mediocre.


("Que pena fue verte morir
cada noche en mis brazos,
Tan triste tu rostro
de no saber como amarme")

("Quiero que la poesía
Vuelva a ser vida.
Quiero ser magia")


Los charcos de la metrópoli
interrogan tras los pasos.
El aroma de la tinta
merodea bajo las velas.

El invierno ya no es un lapsus. 

La palabra yace tendida
como un cadáver.
Famélica, rendida y encima
el crepitar de las hojas.

El invierno no es el mismo de antes.

Buenos Aires,
un punto en el mapa.
Una mancha escarlata.
El cajón sin su ropa,
una fantasmagoría. 
Un tablado de títeres
Un cenicero del anima.

Entonces la palabra no llega a ninguna parte.
Entonces la palabra es por la mano asfixiada.


( - No me olvides.
     No me olvides.
     Que apenas alcanzo a recordarme yo,
     de tan yo que vengo conmigo.)

("Quiero que la poesía
Vuelva a ser vida.
Quiero ser magia")


y mi faro de apuestas perdidas rechina
con el invierno del año dos mil siete.

Soy el poeta de un poema mediocre.
El que no duerme en su cama para no soñar con sus muertos.

Pues mis muertos caminan aun,
más vivos que yo!
más vivos que yo!,
por el mundo.
Mis muertos transitan aun
Ñuñoa, Providencia o Buenos Aires,
más vivos que yo!
más vivos que yo!,
la lengua salada la mirada adelante.

He aquí el secreto a viva voz de un poema mediocre.

Ingresa el invierno por los cristales rotos,
es mi torre oxidada, mi faro de apuestas perdidas
que conmigo se cae a pedazos.

Suena el invierno con sus campanas y sus hojas.
Con su noche triturada y el trasnoche y su nombre
que vuelve y  todo lo destruye, y...


Heme aquí.
Yo soy el poeta de un poema mediocre.

El hipocampo fuera del agua.
El que va a ninguna parte.
El que escribe poemas a ninguna parte.

Desatado 
el infierno  en la autopista de la vida.

Dejo de ser yo el que escoja.
Dejo de ser yo el que decida.
Dejo de ser yo quién respete tales reglas.

Las noches se han vuelto una bala a quemarropa.

Quiero respirar humo.
Quiero devorar delfines.
Quiero asesinar alondras.

Quiero besar a mi padre y decirle
te quiero antes de la muerte.

Pero hay un silencio de piedra franqueando los muros de adobe.

Estos son los viejos trajes de un poeta
en su poema mediocre.
Estos son los viejos disfraces de un poeta
en su poema mediocre.

Si alguien tiene otro secreto que agregar, pues hable.
Antes que su espanto brote desde el penúltimo cuarto. 

Extraviado con todas mis armas
el deterioro de lo que fui es evidente.
Un pesimismo en bruto, una nación arrasada.
Quebrantado desde los cimientos. 

Por eso vengo ante ustedes con un poema mediocre.
Para mirarles a los ojos sin mentir.

Quién posea el ingenio sabrá comprender
de total manera estas prendas.

Porque heme aquí.
Desastre de hombre,
herido a muerte en todas sus formas.


("Porqué si la muerte juega conmigo,
la muerte no celebra, se inclina
hasta mi frente y me respira
intentando llevar de mí, incluso el nombre.")


Yo soy el poeta y he aquí
mi poema mediocre.

Medio  Cretino.
Medio Creido.
Orgullo de todo lo pobre puesto en él.

Yo le acepto.
Yo le reconozco
Yo en voz alta lo digo
y sin miedo lo firmo con sangre.

Medio Crillo.
Medio Grillo.
.
Y como grillo termino:


("Que pena fue verte morir
cada noche en mis brazos,
Tan triste tu rostro
de no saber como amarme")


Yo soy el poeta de un poema mediocre.
Ya no canto al encanto.

En el desencanto mis ladridos son graznidos.

ESCRIBO EN LA OBSCURIDAD.





.

                                                                                                                                  (octubre, 22. 2007)