(No.
El silencio muerde la piedra y no hay excusa,
las excusas están en las señales de la piel.)
Cuando llegue la tarde
y culmine el transito de la copa en este brindis,
no volverán a encontrarme,
ni para encontrarme.
Pues ni yo,
que no me reconozco ante mi traje
me recordaré.
A la cabecera de la mesa, sobre un piso endeble,
alguien posará un florero vacío.
El banquete cumplirá su calendario.
Una muchacha se arreglara las uñas.
Vuestro compromiso no sucumbirá
y les queda una ciudad allí afuera.
Un automóvil a la puerta de casa.
Una pantalla de televisión lcd.
Aun en los bolsillos de la viña hay
artículos más preciados, que una tarde
donde sopla fuerte el viento.
El silencio muerde la piedra y no hay excusa,
las excusas están en las señales de la piel.)
Cuando llegue la tarde
y culmine el transito de la copa en este brindis,
no volverán a encontrarme,
ni para encontrarme.
Pues ni yo,
que no me reconozco ante mi traje
me recordaré.
A la cabecera de la mesa, sobre un piso endeble,
alguien posará un florero vacío.
El banquete cumplirá su calendario.
Una muchacha se arreglara las uñas.
Vuestro compromiso no sucumbirá
y les queda una ciudad allí afuera.
Un automóvil a la puerta de casa.
Una pantalla de televisión lcd.
Aun en los bolsillos de la viña hay
artículos más preciados, que una tarde
donde sopla fuerte el viento.
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